Puedes estar más o menos suplementado, alimentarte mejor o peor, entrenar fatal ó como un gran campeón y puedes tener la mejor genética del mundo. Pero hay algo que todos llevamos dentro, que hace que cualquier condición física o psicológica, incluso económica, no pueda derribar nuestras metas: la motivación.

Es la energía que mueve el mundo, la energía que nos mueve a superarnos, a ser la mejor versión de nosotros mismos. ¡La motivación es lo que nos hace sentir vivos! Así que por favor no la pierdas jamás.

En diferentes etapas de nuestras vidas sufrimos altibajos emocionales que nos hacen decaer, sentirnos perdidos y sin rumbo. Pues bien, la motivación es un hábito, es una especie de músculo que se ejercita y se entrena para que no se pierda. Y si se pierde (que es lo más natural que ocurra de vez en cuando) tener las armas necesarias para recuperarla cuanto antes.

Te voy a dar hoy un “entrenamiento” para este “músculo” tan importante para el deportista y para el ser humano:

  • Empieza el día positivo, con pensamientos positivos. Muchas veces (la gran mayoría) nos levantamos por la mañana con pensamientos tipo “estoy cansado”, “tengo sueño”, “no quiero ir a trabajar” “tengo agujetas” “me duele todo” “cada día me siento peor”. Pues bien, esos pensamientos no son más que “larvas energéticas” que se retroalimentan y crecen y crecen si tú se lo permites a tu mente. ¡No cuesta nada empezar el día! Nada más abrir los ojos, comienza con pensamientos tipo “sonríe”, “cuántas cosas voy a hacer hoy” “hoy estoy un paso más cerca de mi meta” “yo valgo” “yo puedo con todo” “lo vas a conseguir!” “disfruta de la vida” y así miles y miles de frases positivas que te minan de energía y motivación. No cuesta nada pensar! No te cansa pensar cosas positivas! Hazlo! Inténtalo, todos los días. Esa positividad te invadirá el resto del día
  • Anota tus metas: Es  muy positivo escribir un diario de tus sensaciones, tus proyectos, tus rutina diaria, en definitiva, que conste por escrito todo lo que quieres hacer para que lo leas sobretodo en momentos de bajón.
  • Si algo no te funciona ¡cambia el plan!: Exacto! Cambia tu plan pero no el objetivo. No te rindas, no te des por vencido si ves que no mejoras. Lo que tienes que hacer es estudiar bien tu cuerpo, tu alimentación, tu forma de entrenar, pedir ayuda. No te pongas excusas, las excusas son el enemigo  número uno de la motivación. Si quieres de verdad algo, buscarás la forma de hacerlo realidad.

He visto durante años, muchas personas conseguir logros que a primera vista parecían imposibles, y sin embargo poseían una motivación más grande que sus dificultades y acabaron consiguiéndolo. Sé realista, hay que trazarse metas que puedas alcanzar, pero tienes dentro de ti algo muy poderoso, solo tienes que verlo y sacarlo a la luz.

Y si necesitas un poco extra de energia Weider te ofrece un amplio surtido de pre-entrenos que te pueden ayudar para darte lo que necesitas en tus entrenamientos. 

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