Lo que comenzó siendo una situación pasajera, se ha convertido en un trago cotidiano que repentinamente nos ha cambiado los planes. ¿Y ahora qué? ¿Cómo afrontar psicológicamente no alcanzar nuestra meta?

Cierto es que nuestra situación actual, en donde una pandemia mundial nos ha truncado los planes, no hemos tenido más remedio que representarnos como especie capaz de adaptarnos a un cambio, con todo lo que eso pueda suponer, en donde el precio no se paga sólo a nivel económico si no con una moneda que puede hacernos más daño -pero no somos conscientes de que puede ser infinita si nos lo proponemos-, tal como son nuestros SUEÑOS. 

Sueños que tenían una fecha de campeonato, una carrera, un viaje, un propósito y una meta que ahora frenan en seco lo que muchos veníamos preparando, aquello para lo que habíamos estado dando todo de sí, con unas expectativas y un leitmotiv que nos movía a avanzar. 

¿Qué hago si mi objetivo se ha visto truncado?

Y aquí está el quid de la cuestión: ¿qué hacer si tu sueño se cumple? Y ¿qué hacer si tu sueño no se cumple? ¿Cómo afrontar psicológicamente no alcanzar nuestra meta? Esto parece un detractor de ilusiones, pero no es más que una herramienta de conciencia, ¿por qué? Porque si ceñimos nuestra capacidad a una sola vertiente, también estamos limitando todas las virtudes a las que podemos sacarle provecho. 

Es lícito que esos ideales que nos levantan de la cama cada mañana tengan forma de medalla, copa, diploma o nos sitúen en un escenario determinado, porque creemos que sólo seremos capaces de SENTIR cuando ese hecho concreto nos lo permita SER. 

Pero si dentro tuyo hay un afán de victoria, si tú lo que deseas es ser campeón en algo, aunque este sea el condimento esencial de un deportista: ¿sabes que tu mente es capaz de crear esa sensación y puedes sentirte así más allá de la confirmación? ¿Y que puedes ser aquello que sueñas hasta que ese reconocimiento material, llamémosle medalla, copa, etc. nos dé la revalidación? Y cuando entiendas eso, entenderás que incluso ya no será tan necesario recibirlo, porque dentro de ti ya está esa persona que sientes has venido a ser. 

Aceptar renunciar

Renunciar inevitablemente a un plan nos puede producir frustración, pero si de verdad crees en ti y en todo aquello que sientes que has venido a hacer, si crees en todo aquello por lo que estabas dando tu 100%, sigue reafirmándote en ello! ¡Motívate! ¡¡Traza una nueva estrategia, repasa desde el concepto de abundancia todo lo que has conseguido y no lo tires por la borda porque sigue siendo tuyo!! 

Este es el descanso del guerrero, en donde desde la cima de su camino traza una nueva estrategia para conseguir su cometido. Sé el principal defensor de tus sueños y aprende que la sensación de victoria es tuya y ya la llevas dentro. 

Disfruta del tiempo en lugar de padecerlo, pon el foco en aquello que sí puedes hacer por lo que anhelas. ¡Mantente activo, cultívate! Compórtate 24/7 como ese atleta o ese ejemplo destacado que quieres ser. Establece un modelo del mismo y emúlalo. 

El atleta número 1 que quieres ser: ¿Cómo se comporta frente a la adversidad? 

¿Cuánto quiere sus sueños como para no renunciar fácilmente a ellos? 

Escribe tu propia historia, diseña tus mejores herramientas, y no olvides que si dentro de un lugar iluminado solo miras donde no hay luz, jamás podrás trazar tu destino con claridad. 

Romina Ramil
Autoestima y liderazgo personal.
Gestión emocional.